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Entre curva y curva (reflexiones de un viajante)

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Hoy he entrado en un restaurante hindú sin saberlo pues se llamaba en francés “la boca de oro” lo que no me lo hacía suponer. Aunque ahora que estoy pensando a lo mejor era “la vaca de oro” que entonces si tiene sentido, je, je. Si paso otra vez me fijaré.

Por lo pronto esta vez me he asegurado de que incluya el I.V.A pero, ¿sabéis qué? Que no incluyen la bebida ni el postre (vaya mierda de menú). A la camarera se le entendía regular por el habla y por lo extraño de la carta. Después de muchas vueltas entendí de donde debía pedirme el primero y de donde el segundo y que estaban clasificados por lo “caliente” del pique. Yo por si acaso me lo he pedido de la zona suave por si acaso. Siempre me ha gustado el pique pero he preferido no arriesgarme.

El primero ha sido dos tiras de pollo frito rebozado en harina de garbanzo y tres cuencos con distintas salsas para mojarlo (escaso pero curioso). La primera a base de nata y menta (creo) estaba muy rica y suave. La segunda era más agridulce y tenía mango molido. La tercera tenía trozos de mango, curry y posiblemente dinamita por lo que picaba la hija de la gran….…. ¡agua, agua aunque me la cobren!

El segundo era un cuenco de cobre lleno de salsa y para acompañarla se podía pedir o pan para mojar “sopones” o arroz basmati para mezclarlo. Yo por supuesto pedí el arroz. Lo curioso es que el plato principal de estos menús es la salsa. Pero tiene truco pues la salsa era a base de nata con trozos de pollo, de piña, pasas, coco y especias varias. Os lo recomiendo estaba exquisito. Se llama “korma” y al final se queda uno satisfecho.

En esta ocasión la sorpresa no ha sido el precio sino el menú en sí.

1 comentario

Ana Mari -

Joe le entra a una hambre y to de leer estas cosas jejeje.