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Entre curva y curva (reflexiones de un viajante)

La zambomba

Juanito, sorprendido,  levantó los brazos y cogió el regalo que su padre le traía de su viaje.

- ¡Parece una maceta con plumas! Pensó.

Era en efecto una vasija de barro con una tapa de una especie de tela y un palo con plumas salía de dentro por esa tapadera.

-¿Qué es esto papi? Preguntó curioso.

- Es un instrumento musical

-¡Ya sé, es un tambor!

- No hijo, es una zambomba.

A Juanito le hizo gracia el nombre, pero más gracia le hizo el sonido que hacía cuando su padre empezó a subir y bajar la mano por aquel palo.

-¡Parece una pedorreta! Ja, ja.

-¡Déjame a mí papi!

-Venga dale un poquito, ¡pero con cuidado!

Juanito frotó su mano por el palo y aunque al principio la zambomba se resistió, al final volvió a hacer ese extraño sonido.

-¡Venga Juan vamos ha guardarla ya! Vamos a ponerla aquí arriba hasta que llegue la Navidad.

A Juanito no le había quedado muy claro como aquella “tamborba” podía servir para hacer música, pero lo que sí sabía es que había que esperar para volver a cogerla a que llegara esa señora que su papi decía que se llamaba Navidad.

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